Conocé la lucha pasada y presente del idioma por ser reconocido como patrimonio histórico, social y cultural de Corrientes y salir de la marginalidad.
El idioma guaraní es hablado por alrededor de 8 millones de personas solamente en América Latina. Además, es una de las dos lenguas oficiales de Corrientes.
La estipulación de que el guaraní debía ser una lengua tan oficial como el español hizo que Corrientes se convirtiera en una de las primeras provincias bilingües de Argentina.
El guaraní es una lengua indígena que se habla principalmente en Paraguay, donde es la lengua oficial junto con el español. Pero no es correcto asociar su uso únicamente a dicho país: también se habla en distintas regiones de Argentina, Brasil y Bolivia.
El idioma pertenece a la familia lingüística Tupí-Guaraní, que es una de las ramas más extensas de las lenguas tupíes que se hablan en América del Sur. A pesar de la influencia del español, el guaraní pudo conservar muchas expresiones indígenas y elementos culturales originales.
Algunas particularidades hacen a la riqueza del guaraní. Es una lengua aglutinante, lo que significa que las palabras a menudo se forman mediante la adición de afijos. Esto facilita la creación de nuevas palabras y la expresión de matices en el significado.
Además, a diferencia del español, este idioma no tiene género gramatical en los sustantivos, lo que significa que no hay distinción entre masculino y femenino entre las palabras.
Tras la llegada de los conquistadores, el idioma guaraní -o más bien, su marginalización- fue utilizado como herramienta de dominación.
Desde ese entonces, entre evangelizaciones y migraciones forzosas, el español fue adoptado como idioma oficial por el gobierno argentino, la clase dominante y la iglesia católica.
Al mismo tiempo, el guaraní se convirtió en una lengua hablada únicamente en el ámbito doméstico. Se asociaba su uso con las clases más humildes y a aquellos que no tenían la oportunidad de ascender en la sociedad ni recibir educación pública.
Era tal la relegación del guaraní que, en el siglo XVIII, los dos nombres usados para designar la lengua española y guaraní marcaron las principales diferencias entre ambas.
“Avañe'ẽ” era el término con el que se nombraba al guaraní, que significaba “lenguaje humano”. Por su parte, "karaiñe’ẽ" se usaba para mencionar al español, significando “palabra de los señores”.
La historia de esta lengua en Argentina tuvo una instancia paradigmática en 2004 que le reconoció estatus oficial como idioma.
Fue el año en el que se promulgó la ley 5598/2004, que estableció al guaraní como un idioma oficial y alternativo y lo incorporó en todos los niveles del sistema educativo provincial.
A partir de la ley, además, se formaron órganos para rescatarlo y así también revalorizar toda la cultura en el seno de la cual se creó, evolucionó y hoy resiste.
De pronto, muchos de los carteles correntinos comenzaron ser escritos tanto en guaraní como en castellano.
El segundo idioma oficial correntino sigue enfrentando muchísimas dificultades para subsistir fuera de las sombras. Lo mismo las personas que lo usan.
Según la investigadora Carolina Gandulfo, rige todavía, en la gente, la lógica del “entiendo pero no hablo”. Esto implica que es común tomar una posición pasiva frente a esta lengua. Las personas eligen no hablarla para no tener que enfrentarse a una presión social que la digna inferior.
Además, en Corrientes sigue costando reglamentar la ley del 2004. Por ejemplo, solo recientemente inició el primer profesorado de guaraní oficial en la provincia.
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