Hoy en día son escasas las aulas en las que no coexisten lenguas diferentes a las curriculares, lo cual convierte a la escuela en un espacio plurilingüe e intercultural. Incluir en el aula las lenguas que se hablan en casa mejora la percepción de la diversidad en la escuela y en la sociedad. El conocimiento y el uso de las llamadas lenguas familiares hacen que el alumnado se sienta orgulloso de su identidad cultural y respete y valore la del resto.
Esta idea fue el punto de partida de un proyecto de colaboración entre la universidad y escuelas de Castellón. La cuestión clave era cómo incluir en el currículo estas lenguas desde un enfoque intercultural y, por tanto, alejado de un enfoque folclórico.
Lo hicimos elaborando entre todos (alumnos, familias y docentes) textos identitarios bilingües. Es decir: relatos en la lengua de casa y la lengua de la escuela que explican quiénes somos y cómo es nuestra vida. Alumnado, profesorado y familias participaron durante un trimestre en esta experiencia, que fue registrada y analizada para valorar su efecto e implicaciones.
Escuela, currículo y nuevos enfoques
Ante una realidad multicultural y multilingüe, nos planteamos de qué manera se puede desarrollar una convivencia enriquecedora que valore y respete esta diversidad cultural: ¿Cómo influye en la identidad cultural del alumnado el uso de su lengua materna en el aula? ¿Cómo valoran el alumnado, las familias y el equipo docente la diversidad lingüística en el aula? ¿Mejora la convivencia visibilizar dicha diversidad lingüística?
Estudios previos revisados ya demostraban que determinadas estrategias didácticas habían resultado eficaces para mejorar esta convivencia, a partir de un enfoque intercultural del uso de las lenguas que se hablan en casa y que son diferentes a la que se usan para el aprendizaje en la escuela.
Mejor rendimiento y autoconcepto
Por un lado, había evidencias de que los niños y niñas que mantienen su lengua materna junto a la escolar muestran un mejor rendimiento y más habilidades comunicativas. Además, se perciben más capaces para aprender y se valoran más a sí mismos.
Por otro lado, reconocer y trabajar en el aula con las diversas lenguas de casa también había mostrado beneficios para todo el grupo. Mejoraba la actitud hacia otras lenguas y culturas y fomentaba la relación positiva entre alumnado y familias de diversos orígenes culturales.
Superar el exotismo
En nuestro caso, partíamos de la premisa de superar las actividades que refuercen el exotismo y folclorismo cultural, y reconocer que toda sociedad es diversa y que la escuela puede y debe promover la relación intercultural desde el respeto y la equidad.
Lo que enseña y se aprende en la escuela, lo que llamamos el currículo, debe reflejar esta mirada intercultural en las actividades, metodologías y recursos que se planifican para el aula.
Por ejemplo, en Infantil, 5 años, se elaboró un libro de gran formato en el que el alumnado y sus familias hacían su aportación: cada semana, un niño o niña se llevaba el cuaderno a casa. Allí, la familia preparaba un texto de identidad en lengua materna y los niños lo ilustraban o añadían algunas palabras en la lengua que habían elegido.
Después, un miembro de la familia ayudaba al niño o niña a explicar oralmente su texto al resto de la clase, primero en su lengua materna y luego en la lengua de la clase (catalán o español).
A continuación, se animaba a todos los alumnos a comentar o reflexionar sobre la historia.
Los textos identitarios en Infantil y Primaria
Desde este enfoque, se propuso a tres escuelas de la provincia de Castellón participar en un proyecto de colaboración con la Universitat Jaume I para desarrollar en tres aulas –una de Infantil, una de segundo de Primaria y otra de sexto de Primaria– una experiencia de elaboración de textos identitarios con el alumnado y sus familias.
Los proyectos se adaptaron a cada grupo, atendiendo a la edad y los objetivos docentes. Finalmente, los textos identitarios tomaron la forma de relatos orales contados con la colaboración de madres y padres en la clase de Infantil, autobiografías ilustradas y relatadas oralmente en segundo de Primaria y un libro identitario con varias redacciones en el caso de sexto.
Se trabajó durante un trimestre esta actividad multilingüe en diversos idiomas, según el repertorio lingüístico de cada aula: español, catalán, árabe, rumano, chino, edo e inglés. Y el profesorado dio acceso a las investigadoras de la universidad para grabar las sesiones de clase en audio y video, tomar notas, analizar los trabajos del alumnado y entrevistar al profesorado y las familias.
Los resultados muestran que el alumnado y sus familias mejoraron la percepción de su propia identidad cultural al sentir valorada su lengua en el contexto escolar. Solo el alumnado más mayor mostró algunas resistencias a hablar o escribir en su propia lengua por sentirla menos reconocida fuera de casa.
La experiencia mejoró las actitudes de todo el grupo hacia la diversidad lingüística y se apreció un interés por aprender de otras culturas y lenguas a través de las actividades escolares. También el profesorado se sintió más capaz de desarrollar actividades más interculturales que aprovecharan el multilingüismo para enriquecer el currículo escolar.
Claves futuras
La actitud del profesorado y la predisposición de las familias han sido claves para el éxito de esta experiencia. Los textos identitarios se han mostrado como un recurso didáctico de alto valor curricular para el aprendizaje de lenguas en contextos multilingües y la mejora de las competencias comunicativas.
La colaboración entre escuela y familia ha tenido un efecto muy positivo en la convivencia intercultural y la valoración de la diversidad del contexto social desde la escuela.