La Revolución Francesa fue un momento muy importante en la historia del mundo. Ocurrió en Francia hace más de 230 años, en 1789, y significó un gran cambio político y social. Durante esta revolución, muchas personas lucharon para que todos los ciudadanos tuvieran los mismos derechos y para terminar con los privilegios de los reyes y nobles. Fue un proceso largo, con muchas protestas, ideas nuevas y decisiones difíciles.
Causas de la Revolución Francesa
Para entender qué pasó, tenemos que mirar cómo vivía la gente en Francia en esa época. El país estaba gobernado por un rey que tenía mucho poder: Luis XVI. Él tomaba decisiones sin consultar al pueblo, y solo un pequeño grupo de personas —la nobleza y el clero (los religiosos)— tenía privilegios, como no pagar impuestos.
Mientras tanto, la mayoría de los franceses, llamados el "Tercer Estado", trabajaban mucho, pagaban muchos impuestos y vivían con pocas comodidades. Esta desigualdad generaba enojo e injusticia. Además, el país tenía problemas económicos: había muchas deudas, faltaba comida y los precios subían.

Origen de la Revolución Francesa
En 1789, el pueblo comenzó a organizarse y reclamar cambios. Ese año se reunió una gran asamblea llamada Estados Generales, pero como los representantes del pueblo no eran escuchados, decidieron formar una nueva asamblea llamada Asamblea Nacional.
Ese fue el primer paso. Luego, el 14 de julio de 1789, el pueblo de París tomó una gran fortaleza llamada la Bastilla, que era símbolo del poder del rey. Ese día se considera el comienzo oficial de la Revolución Francesa y todavía hoy se celebra como fiesta nacional en Francia.
Consecuencias de la Revolución Francesa
Uno de los logros más importantes fue la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Este documento decía que todos los hombres eran libres e iguales, y que el poder debía venir del pueblo, no de un rey.
También se cambió el sistema de gobierno. Después de años de conflictos, el rey fue juzgado y ejecutado, y se terminó la monarquía. En su lugar, se creó una república, donde los ciudadanos podían participar en las decisiones.

¿Por qué la Revolución fue tan importante?
La Revolución Francesa cambió para siempre la historia de Francia y sirvió de ejemplo para otros países. Mostró que el pueblo podía organizarse, pedir justicia y cambiar las cosas. Inspiró ideas como la libertad, la igualdad y la fraternidad, que todavía hoy son muy importantes en muchas sociedades.
Aunque también tuvo momentos difíciles y conflictos, la Revolución marcó el inicio de una nueva forma de pensar sobre los derechos de las personas y el poder político.