¿Querés conocer algunas anécdotas sobre la vide del gran procer salteño Martín Miguel de Güemes? Acá te compartimos algunas:
Un retrato sin su modelo
Igual que ocurrió con Mariano Moreno jamás retrataron a Güemes en su presencia tomándolo como modelo a él mismo. Las imágenes de él se reconstruyeron tomando como base un retrato de su hermana. La barba, sin embargo, era de Güemes.
Mujeres importantes para la lucha de Martín Miguel de Güemes
- Juana Azurduy combatió bajo las órdenes de Güemes.
- Una dama de la alta sociedad salteña, doña María Loreto Sánchez de Peón, cumplió tareas de “inteligencia” para la causa patriota. Simulando ser vendedora callejera, se deslizaba en los patios de los cuarteles realistas, ofreciendo sus productos. Era doña María Loreto poco fuerte en el arte de contar y echó mano de un método muy ingenioso. “Llevaba en la cesta una buena cantidad de granos de maíz y atadas a ambos lados de la cintura dos bolsas vacías. En el pase de lista, cuando cada soldado respondía ‘presente’, la fingida vendedora deslizaba un grano en el bolsillo de la derecha; haciendo lo propio en el de la izquierda cuando se escuchaba ‘ausente’. Volvía a su casa disimuladamente, para vaciar las bolsas y transmitir a Güemes, después de bien contados los granos de maíz, el número exacto de los enemigos a quienes debía combatir”.
- Su hermana Macacha Güemes. Su nombre real era Magdalena Dámasa Güemes de Tejada y nació en 1787, en Salta. Era hermana de Martín Miguel de Güemes y su más estrecha colaboradora. Fue esta mujer, con su gran habilidad política, quien actuó como mediadora para sellar un acuerdo (“Pacto de los Cerrillos”) destinado a lograr la paz y terminar con un conflicto que había entre su hermano, por entonces gobernador de Salta, y las fuerzas de Buenos Aires al mando del general José Rondeau.
La invasión a Salta
- El 31 de mayo de 1820, las tropas españolas ocuparon Salta. A pesar de la desorganización de las guerrillas patriotas y de no poder contar con el refuerzo de las tropas regulares, la resistencia de los gauchos salteños fue admirable y eficaz.
Los españoles no fueron dueños sino del terreno que ocupaban con las armas, y después de un mes de permanencia, tuvieron que replegarse bajo el fuego de las guerrillas salteñas a sus posiciones. - Ante el Cabildo salteño, Güemes más preocupado que eufórico decía: “A pesar de no haber sido oportunamente auxiliados, una vez más hemos conseguido, aunque a costa del exterminio de nuestra provincia, el escarmiento de los tiranos”
- En cuanto a la miseria expresaba: “Yo mismo estoy pidiendo prestado para comer. La tropa que tiene el gobernador Güemes está desnuda, hambrienta y sin paga como nos hallamos todos, y no es una de las menores razones que lo inducen a hacer la guerra de recursos al enemigo. Yo mismo habría hecho otro tanto; pero estoy muy lejos, y temo se me quedaría en la marcha la mitad de la fuerza de lo que se llama ejército”.