En un mundo cada vez más interconectado, el fenómeno de las especies y animales invasores se erige como una amenaza silenciosa que trasciende fronteras y ecosistemas. Estos grupos, provenientes de diversos rincones del planeta, encontraron en la globalización y el comercio internacional durante siglos un vehículo para expandirse más allá de sus hábitats naturales, desencadenando efectos devastadores en la biodiversidad y los ecosistemas locales.
Esta problemática, a menudo inadvertida o incomprendida, convirtió en una de las principales preocupaciones ambientales de nuestro tiempo. Pero, ¿qué es una especie invasora?
Las especies exóticas invasoras son clases de seres vivos que se introducen en zonas que no les son propias -es decir, donde no son autóctonas- y se instalan ahí. Son capaces de adaptarse, asentarse, reproducirse y extenderse hasta establecerse en el medio, crear nuevas poblaciones y afectar a la biodiversidad, la salud o la economía.
Los problemas que pueden causar los animales invasores y las especies exóticas son:
- Actúan como depredadores.
- Compiten por alimento y espacio.
- Impiden que las especies nativas se desarrollen.
- Introducen nuevos parásitos y enfermedades.
- Cambian el hábitat al alterar física y químicamente el suelo.
- Se hibridan con especies nativas.
Pez león
Los peces león son depredadores feroces que tuvieron un efecto devastador en las especies de peces nativas, sobre todo en las zonas costeras y cursos de agua dulce de América del Sur.
También te puede interesar: ¿Qué es la biodiversidad y qué ejemplos hay en Argentina?
El pez león (Pterois volitans) fue introducido como una especie ornamental. En primera instancia se liberó en el Caribe y ahora se extendió a Sudamérica. Es originario de Indonesia y está presente en el Océano Atlántico desde mediados de los años 1980.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, es un depredador difícil de controlar por las espinas venenosas que tiene en su exterior. Su resiliencia en el entorno natural es tremenda. Si los depredadores naturales siguen sin controlarlo, su impacto en las poblaciones de peces locales y las comunidades que dependen de ellos seguirá siendo fatal.
.
Castores en el sur de Argentina y Chile
En 1946, Argentina introdujo castores de Canadá para crear una prometedora industria dedicada a la elaboración de indumentaria, cuero y piel animal en Tierra del Fuego, que finalmente no resultó ser demasiado fructífera.
Fue entonces cuando estos animales fueron liberados en la naturaleza, iniciando una historia que cambió significativamente la apariencia y el ecosistema de la isla. Varios factores contribuyeron al crecimiento de las poblaciones de castores:
- La disponibilidad de agua y madera.
- La adaptabilidad de los castores a diferentes condiciones.
- La falta de depredadores naturales.
También te puede interesar: Papas que no se ponen marrones: el nuevo desarrollo del INTA
Hoy en día, se estima que el número absoluto de castores en Argentina está entre 100.000 y 150.000.
Usan sus cuatro poderosos incisivos para morder troncos, darlos la vuelta y construir presas. La consecuencia es un grave desequilibrio en el ecosistema: cuando las lagunas artificiales terminan de drenarse, los pastos (algunos incluso exóticos) reemplazan a los bosques y los convierten en las llamadas "praderas de castores".
Como animal que vive cerca de cursos de agua, su principal impacto ecológico es cambiar el paisaje a lo largo de los ríos y arroyos de todo el archipiélago; son 'ingenieros de ecosistemas'. Los cambios son tan dramáticos que los científicos los consideran "el mayor impacto en los paisajes insulares desde el retroceso de la última edad de hielo". Esto no sorprende: ya unas 40.000 hectáreas de bosque resultaron afectadas.
Animales invasores: caracol africano
La introducción de caracoles terrestres y marinos en territorios exóticos tuvo sus consecuencias. En el caso del caracol africano, su principal efecto fue la propagación de enfermedades en Sudamérica.
Los caracoles gigantes africanos portan una variedad de parásitos en sus tejidos y secreciones mucosas. En contacto con una persona, el parásito puede provocar diversas enfermedades, como la meningoencefalitis eosinofílica.
Como si fuera poco, estos animales invasores también obstruyen tuberías y tomas de agua para el consumo, así como canales de riego y generadores de centrales eléctricas.