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El Cementerio de la Recoleta, una obra de gran valor arquitectónico

El predio donde se construyó pertenecía a la orden de los franciscanos recoletos. De ahí también surgió el nombre del barrio.
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El Cementerio de la Recoleta -construido en 1822- fue la primera necrópolis pública de la ciudad. Tiene más de 90 bóvedas que han sido declaradas Monumento Histórico Nacional y es una de las construcciones con mayor valor arquitectónico de Buenos Aires por haber sido un símbolo de la Belle Époque. Además, se destaca por ser el lugar donde se encuentran los restos de importantes personalidades de la cultura, el arte y la política de nuestro país.

Su diseño fue obra de un ingeniero francés llamado Próspero Catelin. En aquella época el país era una potencia económica emergente y las familias más acomodadas construían panteones llenos de esplendor para albergar los restos de sus seres queridos. Incluso, muchas de las bóvedas y mausoleos del cementerio de la Recoleta fueron obra de importantes arquitectos.

Más tarde, hacia fines del siglo XIX, estas familias comenzaron a mudarse a esa parte de la ciudad como consecuencia de la epidemia de la fiebre amarilla que asoló principalmente la parte sur de Buenos Aires, por lo que el cementerio se consolidó como la necrópolis preferida de los sectores más poderosos.

El predio de más de 50 mil metros cuadrados cuenta con unas 4780 bóvedas. Está organizado en manzanas, con amplias avenidas arboladas que dan a callejones laterales donde se alinean los mausoleos y bóvedas.

Origen

La construcción de un cementerio público da cuenta de un proceso de secularización, ya que hasta entonces la gestión de los restos de las personas fallecidas estaba bajo la órbita de la iglesia, en los denominados "camposantos". En este contexto predominaban tanto las ideas liberales como las higiénicas que dieron lugar a una forma de culto laico materializado en la figura del panteón nacional como símbolo de un pasado sacralizado.

El predio donde se construyó el cementerio pertenecía a la orden de los franciscanos recoletos. De ahí viene el nombre del barrio como la "Recoleta". Cuando esta orden religiosa fue disuelta en 1822, el entonces gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez y su ministro de Gobierno, Bernardino Rivadavia, decidieron crear un cementerio allí. Años después, en 1881 se llevó a cabo una remodelación a pedido de Torcuato de alvear, por entonces intendente de la ciudad. En esta oportunidad, se concluyó la construcción del pórtico de la entrada principal, formado por cuatro columnas de orden dórico griego sobre las cuales se inscriben alegorías sobre la vida y la muerte.

El Cementerio de la Recoleta y las personalidades destacadas

Entre las personalidades enterradas en el Cementerio de la Recoleta figuran líderes políticos, presidentes de la Nación, escritores, Premios Nobel, deportistas y empresarios. Así, en un breve listado, pueden nombrarse los siguientes: Vicente López y Planes, autor del Himno Nacional Argentino; Juan Manuel de Rosas; Domingo Faustino Sarmiento; Bartolomé Mitre, político, escritor, fundador del diario La Nación, militar, estadista y presidente de la Nación; Mariquita Sánchez de Thompson, la primera en cantar el Himno Nacional durante su presentación en su casa; José Hernández, el autor del Martín Fierro; Eva Perón; Oliverio Girondo, poeta y periodista; el célebre escritor Adolfo Bioy Casares; las hermanas Silvina y Victoria Ocampo; la gran actriz Blanca Podestá; y la cantante lírica Regina Pacini de Alvear, cofundadora de la Casa del Teatro.

Hoy en día el Cementerio de la Recoleta es una de las atracciones turísticas de la ciudad de Buenos Aires y es visitado por muchas personas.

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