El guacamayo de Spix es un ave muy llamativa de Brasil, que en la última década saltó a la fama gracias a la película “Río”, donde la animación de un ejemplar de esta especie es protagonista.
De todas formas, este animal se estudia desde el siglo XVII, cuando el naturalista alemán Georg Marcgraf descubrió y registró a la especie, tras un hallazgo en el estado de Pernambuco, que tuvo lugar precisamente en 1638.
Lamentablemente, a pesar de su historia, reconocimiento y de los múltiples trabajos que se realizan en la actualidad, el guacamayo de Spix está al borde de la extinción.
¿Cuáles son las características más llamativas del guacamayo de Spix?
No hay dudas que la característica más llamativa del guacamayo de Spix es su plumaje, donde predomina el color azul y también existen tonalidades de blanco y negro.
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Pero, aquellos fanáticos de la fauna de Latinoamérica, que disfrutan observar el vuelo de pájaros coloridos, también tienen que saber que este animal:
- Es conocido como “Cyanopsitta spixii” (nombre científico).
- Le rinde homenaje, con su nombre, al naturalista alemán Johann Baptist von Spix, que estudió la especie desde 1819.
- Pesa aproximadamente 300 gramos.
- Mide un máximo de 56 centímetros.
- Tiene una envergadura de 30 centímetros.
- Habitaba en numerosos estados del centro y noreste de Brasil.
¿En qué condiciones sobreviven los ejemplares de esta especie?
Con el correr de los años, la población del guacamayo de Spix ha disminuido hasta alcanzar niveles alarmantes. Es por eso que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera que la especie está “extinta en libertad”.
De todas formas, el panorama actual no es tan negativo. Luego de dos décadas, dos ejemplares de guacamayos tuvieron hasta 200 crías. 52 de ellas fueron reitroducidas en su entorno natural, en junio de 2022.
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Además, dos años antes de este suceso, Paraguay también anunció al mundo el nacimiento de una cría de guacamayo de Spix, que podría marcar el regreso de este animal al país.
En fin. Aún queda mucho trabajo por delante para evitar la extinción de esta ave y el riesgo todavía es alto. Pero, al menos, la situación no es tan crítica como era en los primeros años del siglo XXI.
