¿Cuánto ruido soportan nuestros oídos?

La lógica nos lleva a pensar que, cuanto más “fuertes” son los ruidos, más daños pueden ocasionarnos. Este planteo es correcto pero, para entenderlo, hay que analizarlo en profundidad.

Por Ignacio Risso Email

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11 septiembre, 2024

Por lo general, solemos decir que escuchamos un ruido cuando nuestros oídos detectan un sonido inesperado o desagradable, que en ocasiones nos llevan a, involuntariamente, cerrar los ojos o taparnos las orejas para reducir su intensidad.

Pero, al hablar de “cuánto ruido soportan nuestros oídos”, es importante mencionar que este será mayor o menor, según la cantidad de decibeles que alcance.

Y, de esta manera, ahora sí es posible entender que nuestro sistema de audición puede resultar herido de gravedad en el caso de quedar expuesto a una enorme cantidad de dB (decibeles: unidad que mide la intensidad del sonido).

¿Cuál es la máxima cantidad de decibeles a la que se recomienda exponer los oídos?

Para descartar cualquier riesgo, el oído de un ser humano adulto debería exponerse a un máximo de 80 decibeles, durante un tiempo indeterminado. En lo cotidiano, por debajo de esta cifra se encuentra:

El sonido del patio de una escuela, en pleno recreo - 80 decibeles.
Una aspiradora encendida - 70 decibeles.
Conversaciones multitudinarias - 60 decibeles.
Biblioteca - 20 decibeles.
Respiración - 10 decibeles.

Pero, como es de público conocimiento, nuestro sistema de audición se expone a ruidos más intensos, casi todos los días. Es por eso que se recomienda estar expuestos a un máximo de 100 decibeles. ¿Y qué sonidos se posicionan entre los 80 y los 100 dB? Estos:

Perforadora eléctrica - 100 decibeles.
Tráfico vehicular - 90 decibeles.
Auriculares - Entre 70 y 100 decibeles.
Obras viales - Entre 80 y 85 decibeles.

¿Qué sucede si escuchamos un sonido que supera la barrera de los 100 decibeles?

Aunque un largo tiempo de exposición a sonidos de entre 80 y 100 decibeles, puede causar daños en nuestros oídos, no se los considera peligrosos. Pero todo cambia al superar la barrera de los 100 dB.

En el día a día, podemos interactuar con ruidos de hasta 130 decibeles. Pero, para cuidar nuestra salud, es importante escucharlos durante algunos segundos. De lo contrario, las consecuencias serán graves.

¿Y qué genera entre 100 y 130 decibeles? Contextos cotidianos como:

Un avión en pleno despegue - 130 decibeles.
Motor de un avión en marcha y/o pirotecnia - 120 decibeles.
Sirenas o alarmas - Hasta 120 decibeles.
Los equipos de sonido utilizados en establecimientos bajo techo, durante una fiesta, por ejemplo - 115 decibeles.

A modo de conclusión, se recomienda pasar el día ante sonidos que estén por debajo de los 80 dB. Pero, con una baja exposición, nuestros oídos (en la mayoría de los casos) pueden soportar hasta 130 decibeles sin sufrir daños.

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Pero, ¿qué sucede si estamos expuestos a ruidos aún más intensos? En ocasiones, podemos detectar una explosión (140 decibeles) o estar en recintos deportivos muy ruidosos (el récord de un estadio es de 142,2 decibeles). Y, aunque no sucede siempre, ambos ejemplos representan situaciones que pueden dañar, en cuestión de segundos, nuestra audición.

Finalmente, exponer nuestros oídos a ruidos como los que produce el despegue de un cohete (180 decibeles), el impacto de bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki (200 decibeles) o el choque de un meteorito con la Tierra (300 decibeles), perderemos por completo nuestra capacidad de oír.

¿Cómo influye el tiempo de exposición?

Por último, pero no menos importante, otro factor que entra en juego al estudiar cuánto ruido soportan nuestros oídos, es el tiempo de exposición (que ya lo hemos mencionado, sutilmente, en párrafos anteriores).

La regla es simple. Cuanto más silencioso sea el sonido, más tiempo de exposición podrá soportar nuestra audición. A mayor intensidad, menos tiempo soportará. Y, al superar esta cifra, el riesgo de sufrir problemas de salud será cada vez más grande.