Se fundó hace 116 años, pertenece al partido de Tres Arroyos y, en sus años dorados, llegó a tener 263 habitantes.
La provincia de Buenos Aires está repleta de pueblos históricos, atravesados por un antiguo trazado ferroviario, como, por ejemplo, San Mayol.
Esta pequeña localidad, perteneciente al partido de Tres Arroyos, se fundó hace 116 años con la inauguración de su estación, que todavía sobrevive al paso del tiempo.
Y, aunque tiene un pequeño puñado de viviendas, la mayoría resalta por su arquitectura catalana, única en esta región del país.
La historia de San Mayol podría iniciar mucho antes de la fundación del pueblo, cuando Felipe Mayol de Senillosa compró, en 1865, 24.000 hectáreas de campo en Tres Arroyos.
Senillosa utilizó sus tierras para crear una colonia agrícola, que convivió y creció durante décadas. Sin embargo, el cambio más grande ocurrió cuando decidió ceder una porción de hectáreas al Ferrocarril del Sud.
Con el objetivo de trazar el ramal ferroviario Tres Arroyos-Lobería, miles de trabajadores participaron en la instalación de los durmientes y, al mismo tiempo, en la construcción de la estación San Mayol.
Finalmente, luego que esta parada ferroviaria, que conmemora con su nombre al santo francés, se inaugurara el 1 de octubre de 1907, se establecieron las bases para la construcción del pueblo de San Mayol.
Si bien sus campos experimentaron múltiples modificaciones, Felipe Mayol de Senillosa no dudó en participar y ayudar en el diseño de la localidad, compuesta por 10 manzanas.
Incluso, luego de su fallecimiento, en 1926, su mujer, María Luisa Cramer de Mayol continuó con los trabajos pendientes y hasta contribuyó en la edificación de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, identificada como un ícono del lugar.
Al mismo tiempo, el ingeniero Jorge Mayol, hijo de Felipe y María, aprovechó sus conocimientos para crear, modernizar y ampliar las construcciones de San Mayol, que rápidamente alcanzó un estilo único.
Sucede que, por intervención de Francisco de Masferrer, el pueblo de Tres Arroyos adquirió una arquitectura muy definida, que se basó en la plasmada sobre Cataluña, España.
Con la llegada del tren y la ampliación del pueblo, San Mayol tuvo su época dorada hacia 1947, cuando tenía 263 habitantes y múltiples instalaciones como, por ejemplo:
Sin embargo, lo mencionado solo permanece presente en los recuerdos de los habitantes más longevos, que actualmente comparten el paisaje rural entre 50 vecinos y turistas, quienes llegan para visitar:
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