En el siglo XX el Estado argentino tomó a su cargo la prevención de enfermedades en las escuelas por medio de cartillas sanitarias y contenidos educativos que se plasmaban en los manuales escolares. En esta nota, Billiken te cuenta cuáles eran las indicaciones de salubridad de la época.
Tal como lo indica el “Museo de las Escuelas” en su sitio web, el Estado argentino tomó a su cargo la prevención de enfermedades por medio de prácticas higiénicas, contenidos educativos y consultorios médicos y dentales instalados en algunas instituciones educativas. El “Cuerpo Médico Escolar” fue la institución creada con ese fin.
La campaña por la obligatoriedad escolar fue el contexto que promovió el cuidado de la salud en la escuela. Obtener la mayor matriculación posible y sostener una asistencia regular sólo era posible si se erradicaba el temor al contagio.
Durante los años 1886 y 1887 las epidemias de cólera, difteria y viruela despoblaron las escuelas y obligaron a la clausura de varios establecimientos educativos, lo que dejó trunco el año escolar. La presencia de la Asistencia Pública y los métodos de sus médicos, quienes se encargaban de vacunar en las escuelas, generaron resistencias entre docentes, familias, alumnas y alumnos. El conflicto llegó a los diarios, por lo que hubo que suspender la vacunación.
Ante tal emergencia, el Consejo Nacional de Educación organizó el “Cuerpo Médico Escolar”, que estaba compuesto por médicos que fueron nombrados para supervisar las condiciones edilicias de las escuelas y arbitrar mecanismos para prevenir o evitar la propagación de enfermedades infectocontagiosas. Su misión era “preservar la vida de los niños puesta en peligro por la ignorancia y la falta de cuidados higiénicos y convertir a la escuela en un lugar seguro”. Con ese fin, en 1887 se aprobó un plan de seguimiento de los estudiantes y sus familias, ya que para el discurso médico de la época, la higiene y la herencia conformaban los factores condicionantes del éxito de la instrucción pública.
El “Cuerpo Médico Escolar” produjo una serie de instrucciones para padres y docentes que hablaban sobre los hábitos de vida escolar. Las indicaciones relacionaban el origen de las enfermedades con algunos comportamientos éticos y morales. Por ejemplo, en el Informe al Presidente del Consejo Nacional de Educación del 23 de junio de 1906 se aconsejaba suspender el beso entre las niñas “por sus nefastas consecuencias físicas y morales”.
El “Cuerpo Médico Escolar” creó contenidos para los textos escolares. Entre otras indicaciones, la institución recomendaba “evitar escupir en el suelo”, “hervir los pañuelos en el domicilio” y “toser cubriéndose la boca”. También, con un estilo más informal, redactó y puso en circulación cartillas sanitarias como las que en 1915 sugerían “no barrer el piso de tierra en seco”, “no dormir en camas ajenas” y “cuidarse de pescar al sol con la cabeza descubierta”. Esas cartillas debían ser firmadas por los alumnos y por los padres.
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