Los cuernos forman parte de la estructura corporal de muchas especies y los bueyes son un claro ejemplo. Pero, a pesar de que algunas especies se destacan por la magnitud de estas extremidades, ningún ejemplar iguala a Poncho Vía: el buey con los cuernos más largos del mundo.
Este animal, que se vive desde muy pequeño en una granja de Estados Unidos, impacta desde un primer instante. Y, gracias a las increíbles dimensiones de sus cuernos, logró que el Libro de los Récords Guinness lo incluya en una de sus páginas.
También te puede interesar > Animales albinos: el argumento científico que explica esta condición genética
¿Por qué Poncho Via es el buey con los cuernos más largos del mundo?
No hay dudas de que todos los bueyes que pertenecen a la raza “Texas Longhorn” suelen tener un par de cuernos largos. Pero, como hemos mencionado, el caso de Poncho Via no tiene precedentes.
El buey con los cuernos más largos del mundo, que tenía 7 años al momento de conseguir el Récord Guinness en 2019, luce un asta de 323.74 centímetros de extensión. Una cifra que, hasta el momento, ningún otro animal de la actualidad ha logrado superar.
Según se ha mencionado en el registro, Poncho Via sustituyó a un buey de Bay City, en Texas, Estados Unidos, que mantuvo el récord durante un extenso periodo, gracias a sus cuernos de 320.99 centímetros.
¿Cuál es la historia de vida de Poncho Via?
Gracias a las entrevistas brindadas por sus dueños, se supo que el buey con los cuernos más largos llegó a su granja, ubicada al sur de Alabama, Estados Unidos, cuando tenía solo seis meses de vida.
También te puede interesar > Increíbles imágenes realistas de animales prehistóricos
Y, a pesar de que aún tenía muchos años por delante para alcanzar la adultez, sus propietarios notaron que Poncho Via podría llegar a romper el récord cuando el animal tenía solo 4 años.
Fiel a las predicciones, los cuernos de este ejemplar continuaron creciendo y, finalmente, rompieron la marca. De todas formas, la familia con la que convive aseguró que el récord fue posible gracias a que las astas se expandieron prácticamente en línea recta y no se curvaron, como sucede en la mayoría de los bueyes.
