La mansión, que desde 1945 es identificada como la sede de la Embajada de Brasil, es uno de los edificios más emblemáticos del barrio de Retiro.
Entre las calles menos transitadas del barrio porteño de Retiro, frente a la Plaza Carlos Pellegrini, se encuentra el sorprendente Palacio Pereda, identificado desde 1945 como la sede de la Embajada de Brasil.
La mansión, que demoró 19 años en ser construida, está repleta de lujos y, curiosamente, fue diseñada por tres arquitectos diferentes.
Y, aunque tiene más de ocho décadas de antigüedad, su fachada se mantiene en perfectas condiciones, al igual que las múltiples habitaciones y salones que se distribuyen en las cuatro plantas internas.
Los inicios del Palacio Pereda se remontan a los primeros años del siglo XX, cuando el médico gallego Celedonio Tomás Pereda, junto a su esposa, María Justina Girado, decidieron adquirir el terreno y edificar la mansión.
Los primeros trabajos comenzaron en 1917, luego de que el matrimonio encargara el diseño de la propiedad al prestigioso arquitecto Louis Martin. Su misión era construir una mansión que tenga el mismo estilo que el Museo Jacquemart Andrè de París.
Y precisamente por este detalle, Louis Martin solo permaneció en su puesto hasta 1919. Sucede que Celedonio Tomás Pereda pretendía que la escalera principal del Palacio Pereda fuera idéntica a la del museo europeo, pero esto era imposible debido al reducido espacio disponible en el hall de entrada.
Entonces, debido a esta problemática, los propietarios decidieron contratar a un segundo arquitecto francés, llamado Julio Dormal, que trabajó en el lugar hasta su fallecimiento, el 22 de enero de 1924.
Finalmente, el tercer arquitecto del Palacio Pereda, que se encargó de finalizar la obra en 1936, llegó por recomendación del propio Dormal, que lo consideraba uno de sus alumnos más talentosos.
Tan solo dos años después de su inauguración oficial, el embajador João Batista Luzardo visitó la ciudad de Buenos Aires y quedó fascinado con la arquitectura del Palacio Pereda.
Es por eso que, durante los siguientes años, hizo todo lo que estaba a su alcance para intentar que el Gobierno de Brasil adquiriera la propiedad. Su sueño se hizo realidad en 1944, un año antes de que su dueño original, Celedonio Tomás Pereda, falleciera.
Según los historiadores, los herederos de la mansión no tuvieron problemas en vender la residencia, ya que a cambio recibieron la antigua sede de la Embajada de Brasil, que estaba ubicada sobre la Avenida Callao al 1500, además de decenas de toneladas de hierro en barra.
En fin. El Palacio Pereda se convirtió en embajada hace 78 años y, desde entonces, mantiene su estilo intacto, gracias a los dos trabajos de restauración total que se realizaron en 1989 y 2015.
Quienes tengan la oportunidad de caminar frente al antiguo Palacio Pereda y aquellos afortunados que puedan recorrer su interior, descubrirán múltiples curiosidades del edificio.
Por lo tanto, antes de viajar hasta el barrio de Retiro y contemplar los detalles de esta construcción única, es importante tener en cuenta que:
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